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Conociendo mi piel



A la hora de elegir que cosmético vamos a usar, es importante entender que tipo de piel tenemos, lo cual nos va a introducir en lo que necesitamos realmente.

Para identificar el tipo de piel, es recomendable hacerlo a la mañana ni bien me despierto y observar frente al espejo:

1- Lo primero va a ser ver si tengo brillos, la piel luminosa o directamente seca y apagada.

2- Luego, hay sonreír y sentir si tengo partes más secas o tirantes.

3- Me miro de cerca y veo si tengo los poros dilatados o son casi imperceptibles.

4- Si tengo granitos, ¿en qué parte del rostro?

5- Me toco, tocar la piel te va a decir muchas cosas, primero la temperatura, si está caliente puede haber eritema (zonas coloradas, inflamación, rosácea). Prestar atención también a la suavidad, si sentís aspereza es signo de deshidratación o deslipidización.


Una vez realizado el auto diagnóstico, interpretamos los resultados:

Si tenés la piel luminosa, lisa, sin líneas alrededor de los ojos, los poros son casi imperceptibles, no hay presencia de granitos ni puntos negros, está suave al tacto y con una temperatura uniforme, en este caso estarías con piel normal. Elegirás leches o emulsiones con tranquilidad.

Es bueno aclarar que esté tipo de piel es el menos común de todos, todos en general nacemos con piel normal pero en la adolescencia con todos los procesos hormonales que suele haber se va perdiendo. La idea es que con el uso de productos adecuados se vaya regulando.

Si tu piel se siente áspera, tirante y sin luminosidad seguramente tengas la piel seca, ya sea por falta de agua o lípidos. Tendrás que elegir siempre cremas untuosas, bien nutritivas

Si en tu rostro hay muchos brillos, sensación oleosa principalmente en la zona de frente, nariz y mentón (la famosa zona T), tus poros están dilatados, ves puntos negros y quizás alguna pústula (granitos rojos), tenés piel grasa, en este caso es donde más probabilidades de tener acné hay. Siempre hay que hidratar, por más que la piel se sienta grasosa, se pueden usar emulsiones muy livianas o geles.

El tipo de piel más común es el mixto o seborreico deshidratado, donde en algunas zonas la piel va estar oleosa (generalmente la zona T) y otras secas. En este caso podés optar usar una emulsión liviana en todo el rostro y reforzar con una crema un poco más untuosa en las zonas secas de ser necesario.

Entonces, los tipos de piel son: normal o eudérmica, seca, grasa y la combinación de ellas: mixta.


Piel normal, las pieles consideradas como normales se suelen caracterizar por tener un buen equilibrio, ya que no tienen demasiada grasa, ni están demasiado secas. Se ven luminosas, suaves y sin poros dilatados a la vista.  


 Piel seca, en este caso la piel no tiene tanto sebo como el que se consideraría normal para tener un equilibrio óptimo en la piel. Al no tener la cantidad adecuada de sebo, la piel estará más seca y no retendrá tanto la humedad, por lo que aparecerán zonas más agrietadas o pequeñas escamitas de piel. Se siente áspera y se ve apagada 


Piel grasa, al contrario que en la piel seca, en este caso sí que hay sebo, pero se presenta en exceso. Este tipo de piel se caracteriza por presentar los poros de la piel muy visibles y un brillo excesivo, ya que el sebo es la propia grasa de nuestra piel. 


Piel mixta, este tipo de piel se caracteriza por tener presentes varios tipos de piel de los referidos anteriormente en diferentes zonas. De esta manera, en la cara, por ejemplo, encontraremos que la persona puede tener un tipo de piel en las mejillas y otro en la zona T de la cara. Quienes presentan la piel mixta, deben elegir tratamientos que pretendan equilibrar todas las zonas, sin aportar demasiada grasa, pero también sin resecar en exceso. 




ACEITES PARA CADA TIPO DE PIEL

Las cremas y emulsiones se componen por una parte acuosa y otra oleosa. Es muy importante saber elegir que crema es mejor para mi piel basándose en los aceites que la componen, ya que cada tipo de piel requiere de cuidados especificos que le brindarán unos u otros aceites. Si elegimos erróneamente el aceite (fase oleosa de una crema), podemos sufrir brotes de acné, inflamación, descamasión, y otras afecciones o reacciones para nada deseables en nuestro cutis:


PIEL NORMAL: almendras, jojoba, argán, coco, manteca de karité.

PIEL SECA: almendras, aceite de oliva, germen de trigo, palta, jojoba, argán, coco, manteca de karité, manteca de cacao.

PIEL GRASA: jojoba, almendras, argán, semilla de uva.


Conocer tu piel es el primer paso para elegir tu ritual de cuidados, y mantenerla saludable.

Nos volvemos a encontrar en el próximo posteo, dejame en comentarios sobre qué tema te gustaría que escriba la siguiente entrada.


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